Seguimos los rastros del origen del fanzine punk. Cinéfilos, socialistas y situacionistas para nuevas e ilimitadas exigencias
Por Javier Becerra
El 4 de julio de 1976 Los Ramones tocan por primera vez en Londres. El efecto fue inmediato. La directiva, clara y explícita: “no hay tiempo que perder, hay que comenzar ya. Si esperamos a saber todo lo que hay que saber no comenzaremos nunca”. Miembros de The Clash, Sex Pistols, The Damned y Pretender, entre otros, estuvieron presentes en las actuaciones e incluso llegaron a entrevistarse con los Ramones. Como un mensaje en una botella llegada desde la otra punta del Atlántico, el Punk llegaba para ser re interpretado y re significado a la manera de los jóvenes ingleses.
Entre las cerca de dos mil personas que presenciaron la visita se encontraba Mark Perry, un joven empleado bancario de 19 años. Mark quería saber más sobre la banda neoyorkina pero solo encontró criticas devastadoras en la prensa especializada. Todo lo que para él hacía grande a Los Ramones eran solo defectos y limitaciones para el periodismo del rock. Mark Perry entonces tampoco esperó y para equilibrar la situación se lanzó en esa misma semana a la producción de su propia publicación. El 13 de julio de 1976 salía a la calle con solo 50 copias el primer número de Sniff Glue, el Fanzine fundacional del movimiento punk en Inglaterra.
Sniff Glue estaba hecho de manera completamente artesanal. Sobre papel obra en formato A4 abrochado, se volcaba un collage de recortes, textos escritos en una máquina de escribir para niños, fotografías e ilustraciones. Parte de la tipografía y correcciones estaban hechas a mano con marcador negro. También tachaduras y sobre escrituras en el mismo texto. El fanzine punk debutaba así con un sentido urgente, para ser leído rápido a la entrada de un show o en la calle. Toda su diagramación y estética expresaban la misma urgencia, como una suerte de literatura del fin del mundo. Cada número de Sniff Glue contaba con una bajada de título que iba readecuando a la original: “Sniff some Glue y otros hábitos del rock and roll”. De ese modo aparecían como bajada: “… y otros hábitos para punk girls”, “…y otros hábitos para cualquiera que le interese”, “…y otros hábitos para quienes leen revistas “in”, “…y otros hábitos de defensa personal”, etc.
El fanzine fue creciendo en popularidad y rápidamente aparecieron muchísimos más como Jamming, Side Burns, Vomit, Situation 3, Rotten to the core, Live Wires, Ripped and Torn, London´s Burning, The Face, Trash 77, London´s Outrage, Zip Vinyl, New Pose, Chainsaw, Kill your Pet Puppy, 48 Thrills, I-D, No Cure o Spuno.
Los fanzines expresaban la pata literaria del “hazlo tu mismo”. De modo unipersonal o en pequeños grupos los jóvenes hacían públicas sus ideas sobre el novedoso movimiento punk con editoriales, entrevistas y notas que moldeaban una suerte de ideología del movimiento. El fanzine se cristalizaba como instrumento de difusión, pero también de defensa y ataque contra los múltiples detractores del Punk.
El fenómeno fue tan masivo que la prensa especializada le salió al cruce. NME definió a Sniff Glue como “la pieza de prensa más desagradable de la historia del Rock & Roll”, y Melody Maker publicó una vieja nota enviada por Mark Perry en 1973 al correo de lectores en la que reivindicaba al rock sinfónico como modo de desprestigiarlo ante sus propios lectores. Recordemos que el nacimiento de Sniff Glue es bastante anterior a los “grandes escándalos” que la prensa resaltaba en relación al movimiento punk.
¿Pero de donde venía la tradición del Fanzine? El Fanzine Punk tiene una historia en la que se pueden rastrear y entrecruzar distintos tipos de experiencias anteriores. El fanzine como prensa alternativa e independiente tenía ya una larga data. Aunque ya a finales del Siglo XIX algunos grupos literarios solían hacer publicaciones de este estilo, la primera referencia fuerte y casi fundacional se apoyaba en las publicaciones que los fans del cine de ciencia ficción comenzaban a publicar en la década de 1930 principalmente en los Estados Unidos. El nombre Fanzine provenía de la diferenciación que se buscaba hacer con el Magazine profesional. En aquella época por medio de mimeógrafos se establecían formas similares a los fanzines punks. Otras variantes de fanzine fueron desarrollándose a lo largo de todo el Siglo XX de la mano de distintitos movimientos culturales o juveniles, aunque siempre vinculados a sectores sociales con mayores recursos materiales y culturales. Recién a mediados de la década de 1970 se logro combinar el ascenso de un significativo movimiento juvenil de origen plebeyo con inquietudes artísticas y políticas, con las facilidades que el propio desarrollo del capitalismo hiciera posible abaratar enormemente los costos de una publicación impresa.

El Fanzine cinéfilo fue entonces como la pre historia de todos los fanzines posteriores, pero en el caso del fanzine punk se puede presentar a dos referencias más como influencias definitivas. Una de ellas es la prensa socialista y anarquista que era parte de la tradición del movimiento obrero organizado desde el siglo anterior. En este caso la relación no tiene solo que ver con el origen obrero de la mayoría de los miembros del movimiento punk, sino también con ciertas características en común. El Fanzine punk, lo mismo que un periódico obrero, era una respuesta a la prensa oficial y actuaba como órgano de difusión y de organización independiente. El fanzine contaba además con elementos de propaganda y agitación. Propaganda, muchas ideas para pocos; agitación pocas ideas para muchos. La prensa del establishment del rock, del mismo modo que la prensa burguesa, encontraba su antítesis en estas publicaciones alternativas con su propio circuito de producción y difusión.
El fanzine expresaba el viejo sueño de todo partido socialista en cuanto a contar con centenares o miles de corresponsales obreros que dieran forma a una crónica viva y real desde los lugares de trabajo o desde las luchas que ellos mismos protagonizaran. La práctica de la corresponsalía debía también expresar el aumento del nivel cultural de los miembros de la clase por medio del trabajo intelectual de redactar una nota, algo que solo era visto como patrimonio de especialistas o de miembros pequeñoburgueses de la organización. En esa tarea, socialistas y anarquistas, consideraban que el trabajador encontraba su propio conocimiento en base a su propia realidad y sus propios interrogantes.
Pero el Fanzine Punk fue mucho más allá de las tareas que se pretendían asignar al corresponsal obrero. Los jóvenes que publicaban sus fanzines eras corresponsales, pero también editores, diseñadores, fotógrafos, ilustradores, correctores, tipógrafos, distribuidores y secretarios de finanzas. Eran “dirección” y a la vez brazo ejecutor.
Mientras que en las organizaciones socialistas la división de tareas entre dirección y base es evidente y expresa un tabique en la organización, en el fanzine las tareas eran integrales. Por otra parte, el fanzine como expresión de una situación histórica concreta rompía con la vieja idea de muchos marxistas de comienzos del Siglo XX que planteaba la inviabilidad de cualquier expresión cultural propia de la clase obrera bajo el capitalismo y por fuera del “partido”.
La segunda posguerra había dejado un mundo completamente distinto al de la época de laRevolución de Octubre. La clase obrera seguía siendo la clase explotada pero formalmente había ampliado sus recursos culturales y desarrollaba múltiples expresiones juveniles. Existía un esfera pública y cultural que incluía sectores de la clase obrera dando origen a una suerte de “intelliguentsia” propia con vasos comunicantes con otras clases y con una autonomía relativa en la producción, permitida por novedades tecnológicas tan simples como una fotocopiadora.
Pero las analogías tienen un límite. De ninguna manera los fanzines y a la prensa socialista perseguían los mismos objetivos. Contenido y forma se bifurcaban de inmediato. Mientras que en la forma la prensa socialista no se diferenciaba de la prensa burguesa, el fanzine desarrollaba un particular collage y un vocabulario propio que los hacía completamente disruptivos.
¿Pero de dónde provenía esa estética? En este caso también hay que rastrear los hilos de continuidad con tradiciones anteriores que a mediados de los años 70 parecían casi extintas. Cuando los Sex Pistols irrumpieron públicamente era muy común que la prensa buscara asociarlos con el dadaísmo. Es que Malcom McLaren había estado asociado en los 60 al movimiento del Mayo Frances y a toda la tradición que éste rescató. Dadaísmo y surrealismo revivían en formas de slogans, grafittis y situaciones llevadas adelante por jóvenes pertenecientes a distintos grupos literarios durante aquel mayo parisino. La famosa ilustración de God Save de Queen, icono del collage Punk, estaba tomada de una ilustración del Mayo Francés que decía “una juventud demasiado preocupada por el futuro”. La tradición de la Internacional Letrista a la que estaba vinculado MacLaren reaparecía en los 70 con nuevas exigencias a la cultura y a la sociedad.

Letristas y situacionistas venían cuestionando al arte y la cultura bajo el capitalismo desde finales de la década de 1950 haciendo hincapié sobre temas que serían retomados por el movimiento punk. El aburrimiento, el ocio o el consumismo como forma alienada de pasar el tiempo libre. El Mayo Francés había puesto en valor toda una serie de slogans que resonaron luego en la obra de los Punks. “Unas baratas vacaciones en la miseria de los demás”, “sufrimiento concreto, esperanzas bloqueadas”, “El fatalismo es aceptación”, “Sectas saturadas de falso discurso juvenil”, “el aburrimiento es contrarevolucionario”, “que hay para hacer o que hay para ver?”, “ El arte puesto en práctica, la vida puesta en práctica”, entre otras. Siempre el aburrimiento como una suerte de patología social devenida de la sociedad capitalista de posguerra. Pero los fanzines punk tenían una relación directa no solo con el contenido, sino también con la forma. Los situacionistas solían publicar periódicos mimeografiados con una estética muy similar a la de los fanzines, con recortes de diarios, correcciones hechas a mano y viñetas de historietas con diálogos recreados. En esta tradición se apoyaba la total falta de respeto por la propiedad intelectual de los fanzines punk.
Sin embargo, la máxima referencia para los fanzines la puede haber constituido el libro “Memorias” (1959) de uno de los situacionistas más destacados: Guy Ernest Debord. El libro estaba encuadernado en papel de lija con el objetivo de destruir a los otros libros que lo rodearan en un anaquel. Estaba formado por decenas de recortes, estrofas y palabras sueltas, fotografías, anuncios, historietas, caricaturas, todo pegado sobre papel salpicado con pintura. La obra trataba sobre el primer año de historia de la Internacional Situacionista, pero en ningún momento hacía referencia explícita a la misma. El lector debía encajar las piezas de esa historia saltando abruptamente de paginas para llegar a esa conclusión. El texto de Debord consistía en arrancar objetos estéticos del contexto original y arrojarlos hacia contextos de creación propia. El clásico collage del punk. Los situacionista solían hacer esto en sus publicaciones haciendo de un texto, dibujo o fotografía un enemigo de si mismos. Afirmaban “querer cortar las cuerdas de los voceros oficiales”.

Todas estas referencias podían parecer sumamente subterráneas para los punks, pero toda subcultura se construye sobre mutaciones y extensiones de códigos ya existentes y no como “expresiones puras” plagadas de conciencia absoluta. Un ascendente claro y manifiesto para el público en general sobre estas experiencias, le podría haber dado al punk un prestigio que no tuvo al ser solo visto como “novedad”. El movimiento punk se valió a su modo de ciertas tradiciones que debió re adecuar. Tenía que escribir una historia para la que el lenguaje y la estética corriente no servía y con ello ocupar el territorio del enemigo. Sniff Some Glue solo existió un año. Llego a vender 15 mil ejemplares. Su último número decía: “No se limite a leer lo que escribimos, salga y comience su propio fanzine, queremos inundar el mercado de literatura punk”.